Mi vecino el pureta cuarentón: quiero que me meta toda su brocha. Podría ser mi padre, pero…
¡Tenemos Club Maduros! y aquí está la historia: recibimos la llamada de Rena, que vive en un céntrico piso de Madrid junto a su amiga Nikki. Delante de ellas un peculiar artista que tiene el doble de años que Rena se dedica a pintar desnudos de modelos. Su nombre es Dante y además de poner especialmente cachonda a Rena se traen un juego voyeur lolita-vecino maduro que parece sacado de una película. Ya se conocen, el artista ya ha propuesto pintar varias veces un desnudo a Rena, pero ella busca otra cosa bien distinta. Se pasa el día provocándole desde el balcón para que se la meta, aunque parece que el bueno de Dante, habituado a ver cuerpos desnudos, no acaba de coger la indirecta. El equipo FA pasa al rescate y baja a convencer al bar donde almuerza Dante para que suba a casa de Rena y escuche otro tipo de propuesta. Aunque no se le ve muy convencido la misma es clara: -NO QUIERO QUE ME PINTES, QUIERO QUE ME FOLLES-. Más directa no puede ser la teen grandina, ¿cómo reaccionara el pintoresco vecino?.