Cuando una muy buena amiga te recibe con un pezón fuera, te dice que necesita una buena polla y una buena follada tienes dos opciones: Ponerte manos a la obra y darle lo segundo aunque carezcas de lo primero, o ser un poco pagafantas y hermanita de la caridad al mismo tiempo y llamar a un amigo bien dotado para que le de un buen trozo de carne a tu hambrienta amiga. Tu verás.