A estas alturas no creo que haya dudas sobre lo ardientes que pueden llegar a ser las catalanas pero por si quedaba alguna duda nuestra chica de hoy la disipa a puerta gayola, arrimándose con atrevimiento. Unas cuantas verónicas como aproximación, serpentina por aquí, revolera por allá y metida en faena su versión del pase de pecho, la catalana.