Mi colega me ha dejado tirado, no hay sitio para aparcar y llueve a mares. El día está cogiendo un tono grisáceo tirando cada vez más a negro. Por suerte un trocito de cielo se me aparece en la mirada de mi invitada sorpresa y me alegra la mañana. Con esos ojitos azules y con un cuerpecito de escándalo sería capaz de derretir al hombre de hielo.