El altísimo nos ha dejado un regalo en el jardín. Un bomboncito de rostro angelical con un delicioso culito. No se que habremos hecho para merecer semejante obsequio pero solamente con su presencia se nos ilumina la mirada y una sonrisa picarona se dibuja en nuestro rostro. Solo uno gozará de su dulce inocencia el resto tendremos que dejar volar la imaginación y esperar otro milagro divino.