Ahora que empieza el verano hay que tener mucho cuidado cuando le sueltas un piropo en la playa a una tía buena porque si eres demasiado grosero la chica te puede acabar dando una clase de educación y volverse más atrevida y descarada que tú, aprovechándose de tu zafiedad para «obligarte» a demostrar todo aquello que dices.