Y es que hay que tener mala suerte. Después de ligarme a una rubita espectacular, que venía de doblete de bailar en un after y llevármela a casa, resulta que cuando estaba chupándomela en la terraza los vecinos no dejaban de jalearnos y mirarnos.
Y es que hay que tener mala suerte. Después de ligarme a una rubita espectacular, que venía de doblete de bailar en un after y llevármela a casa, resulta que cuando estaba chupándomela en la terraza los vecinos no dejaban de jalearnos y mirarnos.